Tanizaki se sirve de la figura de Yaichi, un m£sico y masajista ciego, para recrear el universo femenino, y siempre ignorado, del Jap¢nmedieval. El ciego sirviente formar parte del s‚quito m s ¡ntimo dela dama Okichi, esposa del se¤or Nagamasa, de quien se convertir ensu m s devoto admirador. La acompa¤ar fielmente en los sinsabores dela vida, en sus tragedias y en sus escasas alegr¡as, y ser testigodirecto de acontecimientos claves de la historia japonesa a trav‚s dela vida de Okichi y de sus tres hijas, todas ellas personajeshist¢ricos a la sombra de los grandes hombres de su ‚poca. Tanizaki da voz a unas mujeres (madres, esposas e hijas) que quedaron silenciadas y ocultas tras el velo de la Historia.en una historia divertida yoscura, graciosa y delirante, y aprovecha el trayecto para reflexionar sobre esa secuela de la libertad a la que llamamos indecisi¢n. «Un autor genial. Hago bien en copiarme de ‚l».C‚sar Aira «Lo disfruto como loco».Alejandro Zambra «En la obra de Pablo Katchadjian laliteratura se mira en el espejo. Nunca fue tan bella, nunca tanextra¤a. Voy a su obra como los griegos iban al or culo».CarlosFonsecas momentos en que aparecelo nuevo, el cambio radical. Y en esesentido, ‚ste es un libroprofundamente pedag¢gico: dirigido ahistoriadores, fil¢sofosy cientistas sociales, encierra una ense¤anzaepistemol¢gicaacerca de c¢mo distinguir y describir las rupturas, loselementosemergentes que subyacen en toda formaci¢n social. Ker‚nyipertenece a la m s selecta n¢mina de los estudiosos de lamitolog¡a griega en el siglo pasado».Ignacio F.Garmendia, Diario de Sevilla sobre la conciencia en elcerebro- lograroncomprender el papel de peque¤as reas discretas de la cortezaparietal humana en las distintas operaciones matem ticasydemostraron el asiento biol¢gico de nuestro sentido del n£mero,aquelque empleamos de manera inconsciente desde que tenemosuso de raz¢n, yseguramente antes tambi‚n. Con su prosa clara yfascinante, el autornos invita a pasear por cuentas, cantidades,mapas y surcos corticalespara, una vez m s, conocernos a nosotrosmismos y a esa impresionantem quina que llevamos sobre el cuelloy entre nuestras orejas.