He llegado a creer en la concepci¢n heroica de la historia, seg£n lacual alguien malo, poderoso y persuasivo, la encarnaci¢n del demonio,un personaje como Hitler, arrastra tras de s¡ al pueblo entero como aun reba¤o. ¿Qu‚ otra explicaci¢n puede darse? En las filmaciones de la ‚poca, los di logos entre Hitler y el p£blico son absolutamenteimpresionantes, parecen intercambios de truenos. Por ese motivo laspersonalidades carism ticas me dan miedo. No consigo aceptar la tesismarxista del nazismo como fruto de la lucha de clases; elcomportamiento del pueblo alem n era muy especial y la personalidad de Hitler tambi‚n.Primo Levieratura rab¡nica y de leyendas jud¡as, para establecer las distinciones fundamentales entre el antisemitismo ylos dem s racismos. De este modo, llega a una verdad ancestralsobre ese odio: se les reprocha a los jud¡os no ser como los dem s, yencarnar por eso una extra¤eza insoluble y amenazante. La identidadjud¡a es siempre un asunto de separaci¢n: cuando el otro encarna lafalta y la imposible totalidad, lo odio por amenazar mi integridad.Alo largo de su an lisis, la autora observa que la furia antijud¡aparece mutar constantemente y reencarnarse de tanto en tanto encontextos muy diferentes. As¡, los motivos recurrentes delantisemitismo se revitalizan en los discursos contempor neos de laextrema derecha y la extrema izquierda. Frente a esto, la literaturarab¡nica busca ofrecer a los jud¡os la posibilidad de convertirse enactores de su historia ante lo que a£n podr¡a suceder. De esta forma,Reflexiones sobre la cuesti¢n antisemita se convierte en unareferencia ineludible que brinda herramientas de resistencia entiempos de odio y rechazo.