Mañana ya no hablaremos de nada nos sumerge en las profundidades de las relaciones amorosas contemporáneas. En su primera novela, Montserrat Bizarro teje una historia que destila complejidad y humanidad y nos guía por el sinuoso camino y la odisea emocional de la protagonista, Mar, y su relación con Lorena González, un enigma envuelto en inestabilidad y autodestrucción. Más que un simple escenario, Barcelona se transforma aquí en un personaje que refleja y potencia la intensidad emocional de la historia. Dentro de este escenario, elementos como el abuso de sustancias, la violencia y los desafíos psicológicos delinean un panorama vívido y conmovedor de una generación desencantada, atrapada en las promesas incumplidas de felicidad y autorrealización.